miércoles, 24 de mayo de 2017

LOS LIPIDOS O GRASAS


Comúnmente cuando hablamos de grasas nos estamos refiriendo a los lípidos, que sería la forma correcta de nombrarlos. Voy a explicaros un poco el su importancia en la alimentación diaria y su funcionamiento general de estos en el cuerpo humano y así iremos viendo la importancia de estos en la alimentación.
Los lípidos se encuentran dentro del grupo de los macronutrientes y de estos son los que más energía aportan que son 9 kcal por gramo de alimento. Son fundamentales en nuestra alimentación diaria. En una dieta equilibrada, deben representar entre el 30-35% de la energía total que ingerimos en el día.
Funciones:
  •  Son reserva de energía.
  •  Imprescindibles para la función cerebral.
  •  Mejoran la palatabilidad del alimento.
  •  Son el principal combustible del músculo cuando está en reposo o en ejercicio      de larga duración y baja intensidad. 
  •  Regulan la temperatura corporal. 
  •  Ayudan y son necesarios para la absorción de las vitaminas liposolubles: A, D,        E y K.
  • Dan lugar a la sensación de saciedad en el estómago. 

Tipos de grasas y donde las encontramos:

Las grasas pueden ser de origen animal o de origen vegetal. Las animales se encuentran en la carne, vísceras, piel del pollo, pescados azules, huevos y lácteos enteros. Las vegetales las encontramos en los frutos secos, aceitunas u olivas, aguacates y en muy poca cantidad en los cereales integrales. La mayor diferencia entre estos dos tipos de grasas, es que las de origen animal van acompañadas de colesterol y grasas saturadas. 


En el grupo de los Ácidos Grasos (AG) voy a explicaros los 3 principales y donde los encontraremos en los alimentos. Son los Ácidos Grasos Monoinsaturados (AGM), Poliinsaturados (AGP) y Saturados (AGS). 

Los AGM  es una de las grasas saludables, tienen estado líquido a temperatura ambiente, pero comienzan a endurecerse cuando se enfrían. Las grasas monoinsaturadas son buenas para la salud debido a:
  • Pueden ayudar a reducir su nivel de colesterol LDL (el denominado comúnmente   como colesterol malo), sustancia responsable de provocar obstrucciones o           bloqueos en las arterias (vasos sanguíneos). Mantener sus niveles de LDL bajos reduce su riesgo de padecer cardiopatías y accidentes cerebrovasculares.
  • Equilibran los niveles de azúcar en sangre.
  • Ayudan a regular la temperatura corporal.
  • Contribuye a la protección de determinados órganos vitales como el corazón y el riñón al envolverlos.


Los AGP se encuentran principalmente en alimentos de origen vegetal, a excepción de los pescados y mariscos. Son componentes imprescindibles de las membranas celulares y precursores de las prostaglandinas (moléculas mediadoras en la inflamación).  Es vital aportarlos por la dieta ya que son esenciales porque no se sintetizan en el organismo.
Los alimentos en los que están presentes son: frutos secos, pescado azul (salmón, salmonete, atún y todos los pescados cuya carne tiene cierto color) y aceites de semillas (girasol, maíz o soja). 

Estos dos son los que ayudan a controlar los niveles de colesterol y triglicéridos sanguíneo, siempre y cuando se tomen en crudo y con moderación.

Los ácidos grasos poliinsaturados se dividen en dos grupos:

Omega-6 (n-6; ω-6): representado por el ácido linoleíco y araquidónico. Presente fundamentalmente en aceites de semillas y cereales. Ayudan en la disminución del colesterol y los triglicéridos. Regulan el metabolismo, promover la respuesta inmunológica (entre ellas la inflamación), regular la coagulación de la sangre y contribuir en el equilibrio de su perfil lipídico. También colaboran en el mantenimiento de los niveles de insulina.

Omega-3 (n-3; ω-3): representado por el ácido linolénico proveniente de semillas y cereales; y por el ácido eicosapentaenoico y docosahexaenoico presentes en las grasas de pescados y mariscos. Destacan por su acción antiagregante y vasodilatadora, y su efecto sobre la disminución de la presión arterial y la trombosis. Se ha demostrado su papel en la prevención de la aparición de enfermedades cardiovasculares, arritmia y muerte súbita. Además no sólo disminuyen el nivel de colesterol malo o LDL, sino que también aumentan ligeramente el colesterol bueno o HDL. Ayudan a reducir las citoquinas y regular la producción de prostaglandinas, que intervienen en los procesos de inflamación.

Los AGS se encuentran generalmente en estado sólido a temperatura ambiente. Los encontramos en alimentos de origen animal, y las excepciones (que también podemos encontrar en estado líquido) son el aceite de coco y de palma. La grasa saturada aumenta el colesterol más que cualquier otro tipo de grasa. El exceso de grasas saturadas puede aumentar la biosíntesis de colesterol y tiene efecto trombogénico (que puede producir un trombo o coágulo).
Los alimentos en los que se encuentran éstos ácidos grasos son la bollería, embutidos, grasa visible de la carne, vísceras, leche y yogures enteros, quesos curados, snacks, comida preparada, mantequilla, margarina, aceite de palma o cacahuetes.  
Otra grasa importante es el colesterol que es una sustancia cerosa, de tipo grasosa, que existe naturalmente en todas las partes del cuerpo. Y a pesar de su mala fama el cuerpo necesita determinada cantidad de colesterol para funcionar adecuadamente. Se produce en el hígado o proviene de la alimentación. Lo malo es su exceso en la dieta.
El exceso de colesterol en sangre, combinado con otras sustancias, puede quedarse adherido a las paredes de las arterias, lo cual se denomina placa. Las placas pueden estrechar las arterias o incluso obstruirla y así pueden aumentar el riesgo de enfermedades cardíacas.
Los niveles de colesterol tienden a aumentar con la edad. El aumento de colesterol no suele tener signos ni síntomas, pero puede detectarse con un análisis de sangre. Usted tiene probabilidades de tener un nivel de colesterol alto si tiene antecedentes familiares, sobrepeso o consume muchas comidas grasas.
Es posible disminuir el colesterol mediante el ejercicio y el consumo de más frutas y verduras. En muchos casos hay que recurrir a medicamentos que prescribirá nuestro médico en dosis y cantidad adecuada.
Otros ácidos grasos importantes de mencionar son los Ácidos grasos TRANS, actualmente se ha oído hablar más de ellos porque se han popularizado en televisión,  revistas o redes. Son ácidos grasos con dobles enlaces en posición TRANS. Para poder entender si nombre hago mención a la posición de su enlace, puesto que la mayoría de los ácidos grasos insaturados naturales de los alimentos se encuentran en posición CIS (los átomos de hidrógeno se encuentran en el mismo lado de la cadena enlaces dobles). Los ácidos grasos con posición CIS pueden cambiar a TRANS mediante transformación química en determinados procesos tecnológicos, como la hidrogenación, refinación de aceites, etc. En el proceso de hidrogenación de aceites para la obtención de grasas sólidas se forman ácidos grasos TRANS.
Es importante tener en cuenta estos ácidos grasos puesto que en diversos estudios se ha visto y se ha demostrado que elevan el colesterol LDL. También tienden a acumularse en diversos tejidos, como el músculo cardiaco, promoviendo alteraciones titulares. Se recomienda reducir al mínimo el consumo de los ácidos grasos TRANS, y no sobrepasar el 1% de las calorías totales.

Así pues después de toda ésta explicación general sobre los lípidos, no hay que olvidar que tienen la peculiaridad de que dependiendo del tipo y de la cantidad que se consuma, pueden resultar perjudiciales para la dieta y la salud de las personas en general. Por lo tanto hay que tener en cuenta que si tu objetivo es bajar de peso, controlar el colesterol, los triglicéridos o simplemente tener buenos hábitos de alimentación, deberás controlar las grasas. Una buena forma de hacerlo es siguiendo éstos consejos: quitar la grasa visible de las carnes, la piel al pollo, la piel de los pescados, evitar el consumo de snacks, precocinados, embutidos, quesos grasos, lácteos enteros, comida rápida y las frituras, CUIDADO!! Con el consumo de ensaladas, porque aunque sean saludables tampoco se debe de abusar de la cantidad de aceite que se echa en la ensalada.
Y como siempre si queréis cuidar vuestra salud y necesitáis ayuda por favor poneros en mano de un Nutricionista y no de cualquier persona que decida venderos el producto de moda del momento, que no solo juega con vuestra salud, también juega con vuestro dinero.

BIBLIOGRAFIA:
  • §  MEDLINE
  • §  GANONG. Fisiología Médica, 8va. Edición
  • §  GUYTON.- Tratado de Fisiología Médica; 6ta. edición.
  • §  ROACH- BENYON. Lo esencial en metabolismo y nutrición.

sábado, 6 de mayo de 2017

BASES ALIMENTACION MARATONIANO. PARTE I. HIDRATOS DE CARBONO

BASES EN LA ALIMENTACION DEL MARATONIANO
PARTE I. LOS HIDRATOS DE CARBONO

Preparar una maratón (42,195 km) no sólo requiere de un buen entrenamiento en función de su condición física, nivel atlético y objetivos, sino que necesita de una buena alimentación durante el entrenamiento, la precompetición y la postcompetición.
Lo primero a tener en cuenta es que las necesidades calóricas se ven aumentadas y hay que cubrirlas de forma organizada, sobre todo los carbohidratos con el objetivo de reponer el glucógeno muscular que se pierde en los entrenamientos y competiciones, principalmente cuando se supere la hora y hora media de actividad. Por lo tanto los carbohidratos son una fuente de combustible clave para el ejercicio, sobre todo cuando es prolongado o de alta intensidad de forma continuada. El cuerpo obtiene los carbohidratos de la glucosa en sangre (glucemia) y de los depósitos que se encuentran en forma de glucógeno en los músculos y el hígado. Las reservas corporales son limitadas siendo alrededor de 350 kcal en hígado y 1400 kcal en los músculos.  Así pues bajos niveles de glucógeno en el músculo y en el hígado conducen a fatiga muscular, lo que conlleva a una disminución de la capacidad para entrenar y del rendimiento en la competición. Es importante tener en cuenta que aunque los depósitos de glucógeno en el músculo sean adecuados, si los niveles que tenemos en hígado son bajos esto dará lugar a una hipoglucemia y fatiga mental, la cual derivará en fatiga muscular. Por estas razones, los deportistas deben comenzar el ejercicio con los niveles de glucógeno a tope, estableciendo una programación alimentaria que mantenga las reservas. Por lo tanto los carbohidratos son necesarios para las siguientes funciones:
·       Proveer de energía.
·   Ser una fuente de energía de fácil asimilación durante el entrenamiento o la competición.
·       Optimizar los depósitos de glucógeno
·       Recuperación muscular tras la actividad física
·   Proveer una rápida y fácil fuente de energía entre comidas para mantener la glucemia (glucosa en sangre).

Requerimientos de carbohidratos

Los requerimientos de hidratos de carbono variarán según las necesidades de en base a el entrenamiento y competición, según la frecuencia de entrenamientos (y competiciones), intensidad y duración del mismo.


Existen así una serie de factores a tener en cuenta para la utilización de hidratos de carbono, puesto que harán que aumenten las necesidades o se vean alteradas por ellos, y estos son:

·       Intensidad
·       Resistencia
·       Duración
·  Temperaturas ambientales extremas (calor y frío intensos) y capacidad de adaptación a estas temperaturas.
·       Altitud
·       Genética
·       Sexo
·       Edad (es mayor en jóvenes que en hombres adultos)
·  Adaptación al entrenamiento (variará de aquéllas personas que acaban de empezar a introducirse en las carreras, que en aquéllas que llevan mucho tiempo entrenando)
·       Condición física individual

Las recomendaciones de carbohidratos para la población general deben cubrir entre el 50 al 55 % del total de calorías diarias. La cantidad recomendada para los deportistas es de 55 a 65 % del total de calorías, asumiendo una ingesta calórica adecuada. Sin embargo, las investigaciones en nutrición deportiva, indican que la mejor manera de determinar los requerimientos de carbohidratos es en base a la cantidad que deben ser consumidos en gramos por kilogramo de peso corporal. Por todo ello, la planificación nutricional de una dieta para un deportista es diferente a la planificación habitual de una programación de alimentación para una persona que no realiza ejercicio a nivel competitivo y de sobreesfuerzo físico, por lo tanto la estimación de la cantidad de HC en la dieta de un deportista no debe ser estimada de acuerdo a las calorías totales de la dieta, sino que debería de ser estimada en relación al peso corporal del deportista. Así, en función de las horas de entrenamiento diario, los gramos de HC recomendados son, según las horas de entrenamiento diarias, las siguientes:

·      1 hora/día = 6-7 gr. de HC/kg de peso
·      2 horas/día = 8 gr. de HC/kg de peso
·      3 horas/día = 9 gr. de HC/kg de peso
·      4 horas/día = 10 gr. de HC/kg de peso

A continuación expongo una tabla de recomendación de HC según el nivel de actividad y las necesidades dependiendo del tipo de ejercicio de entrenamientos o competiciones, previo a la actividad o post-actividad, en función de las necesidades de carga de glucógeno:

Necesidades
Nivel de actividad
Recomendación
Carga de  HC (glucógeno)precompetición
Preparación para los eventos  < a 90 min de duración
7-12 g/kg de peso por 24 horas
Carga de HC (glucógeno)
Preparación para evento > a 90 min de ejercicio continuo o intermitente
36-48 h antes del evento consumir 10-12 g/kg de peso por día
Momentos previos al ejercicio
Antes del ejercicio o competición > a 60 min
1-4 g/kg de peso corporal (1-4 h precompetición)
Durante ejercicio breve
Ejercicio < a 45 min
No se requiere consumo de carbohidratos
Durante ejercicio sostenido de alta intensidad
45-75 min
Porciones pequeñas, incluyendo los sorbos de bebidas con carbohidratos
Durante ejercicio de resistencia y   deportes intermitentes
1-2.5 h
30-60 g/h
Durante ejercicio de ultra-resistencia
> 2.5-3 h
90 g/h utilizando múltiples carbohidratos transportables
Recarga rápida
< a 8 h de recuperación entre dos sesiones con demanda de combustible
1-1.2 g /kg de peso cada hora durante 4 horas. Después reanudar el consumo habitual









Recuperarse bien de cada sesión es esencial para afrontar con energía y en buenas condiciones físicas el siguiente entrenamiento y para ello resulta transcendental seguir una alimentación específica para un deportista de pruebas de larga distancia, y programada en base a las variaciones de actividad diaria en su entrenamiento. Una ingesta o recarga inadecuada de reservas energéticas puede llevar a la fatiga y a un entrenamiento ineficaz, así pues la inclusión de carbohidratos variará al ritmo que varíen los entrenamientos y el tiempo empleado en los mismos. Aquéllos días de mucha actividad, la ingesta de hidratos de carbono se debe aumentar para que coincida con el aumento de dicha actividad. Esto ayudará a maximizar los resultados de las sesiones de entrenamiento y promover la recuperación entre una sesión y otra. De modo que el día de entrenamiento suave o de no entrenamiento, la ingesta de hidratos de carbono deberá reducirse. De ésta forma conseguiremos una adaptación del organismo a dichas situaciones y promover la eficacia de la nutrición.

Para ajustar el consumo diario de hidratos de carbono se debe de elegir alimentos ricos en carbohidratos en las comidas previas y posteriores a las sesiones de entrenamiento, así pues es necesario aumentar la ingesta de carbohidratos antes, durante o después del ejercicio. Esto es el método ideal para que el deportista cubra sus necesidades de carbohidratos totales, porque además asegura que el momento de consumo de los hidratos de carbono es el mejor para asegurar que los depósitos de glucógeno estén repletos en la próxima sesión de entrenamiento.
Fuentes de carbohidratos:

La mayoría son derivados de cereales (pan, pasta, harinas, galletitas, panes, copos, granos), arroz, patatas, cereales de todo tipo, hortalizas, legumbres, fruta, frutas desecadas legumbres y vegetales. También la leche aporta carbohidratos y algunos yogures, especialmente los enteros, que tienen agregado de azúcar. 
Cuando se requiere un muy alto consumo de carbohidratos no es posible cubrirlo si no se incluyen en la dieta azúcares simples y otras formas compactas de carbohidratos, por ejemplo: azúcar, jalea, miel, dulces, geles de carbohidratos y bebidas azucaradas como jugos de frutas y bebidas deportivas con azúcar.

Los zumos y bebidas deportivas con carbohidratos  también deben contemplarse como parte importante en la nutrición de cualquier deportista.

Fuentes bibliográficas:

·           Burke, Louise.Nutrición en el Deporte. Un enfoque práctico. Madrid: Editorial Médica Panamericana, 2007, Capítulo 1, pp. 1-28. 3.
·           Onzari, Marcia. Recomendación de Nutrientes. Fundamentos de Nutrición en el Deporte. Buenos Aires: Editorial El Ateneo, 2008, Capítulo Siete, pp. 129-164. 4.
·           Rosenbloom, C.Sports Nutrition. American Dietetic Association. Tercera Edición. 1993. 5. Sherman W, Costill D, Fink W, Miller J. The effects of exercise and diet manipulation on muscle glucogen and its subsequent use during perfomance. 1981, Int J Sports, Vol. 2, pp. 114-118. 6. Williams, M. Nutrición para la salud, la condición física y el deporte. s.l. : Editorial Paidotribo, 2002. 7.
·           Shiou-Liang Wee, Clyde Williams, Kostas Tsintzas, Leslie Boobis.. Ingestion of a high-glycemic index meal increases muscle glycogen storage2005, J Appl Physiol, Vol. 99, pp. 707–714. 8. .
·           AIS Sports Nutrition, última actualización Octubre 2011. © Australian Sports Commission.http://www.ausport.gov.au/ais/nutrition/factsheets/basics/carbohydrate__how_much
·           Dan Benardot, PhD, RD, FACSM. Advanced Sport Nutrition. Human Kinectics – 2006.

·           Louise Bourke, PhD. Departament of Sports Nutrition AIS. Practical Sports Nutrition. Human Kinectics – 2007.

HIDRATACIÓN EN VERANO



Cómo cada año nos planteamos la pregunta de cuál es la forma correcta de hidratarnos, insistimos cuando aparece el calor porque es cuando realmente corremos más riesgos debido a las altas temperaturas y consecuencia de ello la deshidratación si no realizamos una correcta hidratación para afrontarlas.
Lo primero que quiero dejar claro es la suma importancia que tiene esto en personas mayores (ancianos), niños, embarazadas y mujeres lactantes.
Comenzando por diagnosticar deshidratación en ancianos es bastante complicado, debido a que los síntomas clásicos de la deshidratación leve fundamentalmente, son más difícilmente reconocibles en ancianos que en adultos o niños como son la sequedad bucal, debilidad muscular o baja turgencia/elasticidad cutánea. Además, algunos síntomas podrían no aparecer como el aumento de la sed, lo cual es complicado para gestionar el consumo de agua en éstas personas, ellos rechazan consumirlo al carecer de éste síntoma. Por ello la educación y concienciación de los ancianos constituye una estrategia clave, por lo tanto se debería animar a los ancianos a beber líquidos.
Recomendaciones clave para fomentar el consumo de agua en ancianos:
  • Ofrecer líquidos regularmente a lo largo del día
  • Prescribir y garantizar una ingesta mínima de 1,5 litros en los periodos de mayor riesgo de deshidratación como es el verano.
  • Colocar líquidos cerca a lo largo de todo el día (junto a la cama o junto a la silla de los ancianos en los centros geriátricos). Pueden presentarse en pequeñas botellas o tazas
  • Fomentar el consumo de líquidos con la medicación. Suministrar las bebidas preferidas. O recomendar consumir agua con sabor a frutas, e incluso ciertos tipos de infusiones de fruta.
  • Los líquidos que pueden ayudar son fundamentalmente el agua que debe de  representar la mayor parte de la ingesta diaria. Otras opciones a tener en cuenta son la leche, los zumos de fruta preferiblemente naturales y las sopas, estos además contienen nutrientes y ayudan a aportar variedad para garantizar una ingesta de líquidos adecuada. En cambio se debería de tener precaución con el café y el té (que no ocurre con las infusiones de frutas) puesto que pueden tener un efecto diurético, por lo que deberían consumirse con moderación. No se recomienda tomar bebidas alcohólicas

La hidratación en los niños es muy importante debido a que su cuerpo tiene un mayor contenido en agua que el de los adultos y su sentido de la sed no está desarrollado por lo que son más reacios a beber, es importante hidratarlos de manera paulatina durante todo el día. Otros datos importantes a tener en cuenta relacionados con la deshidratación y la importancia de hidratar son que los niños tienen menos defensas, ya que su sistema inmunológico está poco formado, son propensos a sufrir afecciones respiratorias, mucosidad, vómitos, diarreas, etc. que aumentan las pérdidas de líquidos y el riesgo de deshidratación, generalmente realizan una actividad física mayor (deportes, juegos, estudios, etc.) y por lo tanto para alcanzar la situación de equilibrio hídrico requieren una mayor ingesta de líquido que hay que fomentar por parte de los padres y cuidadores.
Las mujeres embarazadas también son un grupo de riesgo de deshidratación debido a que aumentan su peso corporal, en gran medida, por el líquido: dos terceras partes del peso que ganan es agua. Su cuerpo está sometido a cambios hormonales que desequilibran la regulación térmica. Y por otra parte necesitan un mayor aporte de líquidos para facilitar procesos orgánicos como la digestión de los alimentos, la eliminación de toxinas, etc.
Las mujeres lactantes tienen una sensación común que es la sed mientras están amamantando, puesto que su  necesidad diaria de hidratación de la mamá que da el pecho aumenta en cerca de un 30% durante el período de lactancia materna, tanto es incluso que algunas de ellas necesitan tener un vaso de agua durante el momento que amamantan.
Los bebés lactantes no necesitan beber agua ya que la leche de la madre contiene un 87% de este líquido y va a variar a lo largo del día, siendo la leche del principio la que más contenido en agua tiene. Por lo tanto para poder mantener la producción diaria de leche maternala madre ha de beber líquido suficiente, preferiblemente agua. Si la madre lactante sufre un caso de deshidratación leve, es posible que la lactancia no se vea comprometida, pero sí en caso de que sufra una deshidratación grave o moderada. Por ésta razón, además de seguir manteniendo una alimentación sana y completa, es conveniente mantenerse bien hidratada. Por lo tanto las madres en período de lactancia deberían beber al menos 2 litros diarios de líquidos o incluso más. Se recomienda beber principalmente agua, aunque también se pueden cubrir las necesidades de hidratación adecuadas con zumos, caldos o infusiones. También conviene incluir en la dieta alimentos ricos en líquido, sobre todo frutas y verduras.
En caso de que la lactancia se esté realizando en temporada de calor o en una zona extremadamente cálida, conviene aumentar la ingesta de líquidos hasta los 3 litros para compensar los que se pierde al sudar.  
Para cubrir las necesidades básicas de líquidos conviene llevar una rutina a lo largo del período de lactancia: beber agua obligatoriamente antes de cada una de las 5 ingestas o 6 diarias,  otra alternativa también es tomar zumo de frutas natural en el desayuno, acompañar todas las ingestas siempre con agua y tomar fruta fresca de postre, para la merienda tomar también fruta o zumo natural y durante las tomas tener un vaso de agua al lado para calmar la sensación de sed.

RECOMENDACIONES PARA MANTERNERSE HIDRATADO:

§  Beber siempre agua incluso aunque no aparezca la sensación de sed.
§  Para una hidratación adecuada, es aconsejable tomar agua de mineralización baja o media, ideal para las personas que sufren problemas como retención de líquidos e hinchazón,
§  Una sugerencia: llevar siempre una botella de agua en el bolso.
§  Formas diferentes de consumir agua: bebiendo infusiones frías o calientes según gustos y preferiblemente sin azúcar o consumiéndolo de forma moderada, en forma de agua saborizada que no implique añadir azucares refinados, de modo que algo muy agradable es utilizar frutas cortadas dentro de una jarra de agua como por ejemplo fresas que dan un sabor muy agradable, otras frutas rojas, pepino, etc. y plantas como por ejemplo la menta o la hierbabuena.
§  Realizar una alimentación rica en frutas de temporada, en verano tenemos a nuestro alcance ciertas frutas con un alto contenido en agua como SANDÍA, melón o piña.
§  Realizar una alimentación rica en verduras y hortalizas frescas, como lechuga, tomates, pimientos, pepino; en forma de gazpacho o ensaladas.
§  Consumir lácteos o bebidas vegetales, para aprovechar el contenido hídrico de estos alimentos.
§  Los refrescos y zumos preparados nos aportan líquidos, pero aconsejamos que se consuman de manera moderada por su elevado contenido en azúcares y se recurra preferiblemente a zumos naturales.
§  Moderar el consumo de bebidas con efecto deshidratante como el café y las bebidas alcohólicas.


BIBLIOGRAFIA
§  Schols et al. 2009; Sheehy et al. 1999
§  Faes 2007; Bennett 2000; American Medical Directors Association 2009; Wick 1999
§  Abdallah et al. 2009
§  Bennett 2000; Schols et al. 2009; Hébuterne et al. 2009
§  loM, 1991
§  Neville et al., 1988
§  EFSA, 2010
§  Riordan and Wambach, 2009