sábado, 6 de mayo de 2017

HIDRATACIÓN EN VERANO



Cómo cada año nos planteamos la pregunta de cuál es la forma correcta de hidratarnos, insistimos cuando aparece el calor porque es cuando realmente corremos más riesgos debido a las altas temperaturas y consecuencia de ello la deshidratación si no realizamos una correcta hidratación para afrontarlas.
Lo primero que quiero dejar claro es la suma importancia que tiene esto en personas mayores (ancianos), niños, embarazadas y mujeres lactantes.
Comenzando por diagnosticar deshidratación en ancianos es bastante complicado, debido a que los síntomas clásicos de la deshidratación leve fundamentalmente, son más difícilmente reconocibles en ancianos que en adultos o niños como son la sequedad bucal, debilidad muscular o baja turgencia/elasticidad cutánea. Además, algunos síntomas podrían no aparecer como el aumento de la sed, lo cual es complicado para gestionar el consumo de agua en éstas personas, ellos rechazan consumirlo al carecer de éste síntoma. Por ello la educación y concienciación de los ancianos constituye una estrategia clave, por lo tanto se debería animar a los ancianos a beber líquidos.
Recomendaciones clave para fomentar el consumo de agua en ancianos:
  • Ofrecer líquidos regularmente a lo largo del día
  • Prescribir y garantizar una ingesta mínima de 1,5 litros en los periodos de mayor riesgo de deshidratación como es el verano.
  • Colocar líquidos cerca a lo largo de todo el día (junto a la cama o junto a la silla de los ancianos en los centros geriátricos). Pueden presentarse en pequeñas botellas o tazas
  • Fomentar el consumo de líquidos con la medicación. Suministrar las bebidas preferidas. O recomendar consumir agua con sabor a frutas, e incluso ciertos tipos de infusiones de fruta.
  • Los líquidos que pueden ayudar son fundamentalmente el agua que debe de  representar la mayor parte de la ingesta diaria. Otras opciones a tener en cuenta son la leche, los zumos de fruta preferiblemente naturales y las sopas, estos además contienen nutrientes y ayudan a aportar variedad para garantizar una ingesta de líquidos adecuada. En cambio se debería de tener precaución con el café y el té (que no ocurre con las infusiones de frutas) puesto que pueden tener un efecto diurético, por lo que deberían consumirse con moderación. No se recomienda tomar bebidas alcohólicas

La hidratación en los niños es muy importante debido a que su cuerpo tiene un mayor contenido en agua que el de los adultos y su sentido de la sed no está desarrollado por lo que son más reacios a beber, es importante hidratarlos de manera paulatina durante todo el día. Otros datos importantes a tener en cuenta relacionados con la deshidratación y la importancia de hidratar son que los niños tienen menos defensas, ya que su sistema inmunológico está poco formado, son propensos a sufrir afecciones respiratorias, mucosidad, vómitos, diarreas, etc. que aumentan las pérdidas de líquidos y el riesgo de deshidratación, generalmente realizan una actividad física mayor (deportes, juegos, estudios, etc.) y por lo tanto para alcanzar la situación de equilibrio hídrico requieren una mayor ingesta de líquido que hay que fomentar por parte de los padres y cuidadores.
Las mujeres embarazadas también son un grupo de riesgo de deshidratación debido a que aumentan su peso corporal, en gran medida, por el líquido: dos terceras partes del peso que ganan es agua. Su cuerpo está sometido a cambios hormonales que desequilibran la regulación térmica. Y por otra parte necesitan un mayor aporte de líquidos para facilitar procesos orgánicos como la digestión de los alimentos, la eliminación de toxinas, etc.
Las mujeres lactantes tienen una sensación común que es la sed mientras están amamantando, puesto que su  necesidad diaria de hidratación de la mamá que da el pecho aumenta en cerca de un 30% durante el período de lactancia materna, tanto es incluso que algunas de ellas necesitan tener un vaso de agua durante el momento que amamantan.
Los bebés lactantes no necesitan beber agua ya que la leche de la madre contiene un 87% de este líquido y va a variar a lo largo del día, siendo la leche del principio la que más contenido en agua tiene. Por lo tanto para poder mantener la producción diaria de leche maternala madre ha de beber líquido suficiente, preferiblemente agua. Si la madre lactante sufre un caso de deshidratación leve, es posible que la lactancia no se vea comprometida, pero sí en caso de que sufra una deshidratación grave o moderada. Por ésta razón, además de seguir manteniendo una alimentación sana y completa, es conveniente mantenerse bien hidratada. Por lo tanto las madres en período de lactancia deberían beber al menos 2 litros diarios de líquidos o incluso más. Se recomienda beber principalmente agua, aunque también se pueden cubrir las necesidades de hidratación adecuadas con zumos, caldos o infusiones. También conviene incluir en la dieta alimentos ricos en líquido, sobre todo frutas y verduras.
En caso de que la lactancia se esté realizando en temporada de calor o en una zona extremadamente cálida, conviene aumentar la ingesta de líquidos hasta los 3 litros para compensar los que se pierde al sudar.  
Para cubrir las necesidades básicas de líquidos conviene llevar una rutina a lo largo del período de lactancia: beber agua obligatoriamente antes de cada una de las 5 ingestas o 6 diarias,  otra alternativa también es tomar zumo de frutas natural en el desayuno, acompañar todas las ingestas siempre con agua y tomar fruta fresca de postre, para la merienda tomar también fruta o zumo natural y durante las tomas tener un vaso de agua al lado para calmar la sensación de sed.

RECOMENDACIONES PARA MANTERNERSE HIDRATADO:

§  Beber siempre agua incluso aunque no aparezca la sensación de sed.
§  Para una hidratación adecuada, es aconsejable tomar agua de mineralización baja o media, ideal para las personas que sufren problemas como retención de líquidos e hinchazón,
§  Una sugerencia: llevar siempre una botella de agua en el bolso.
§  Formas diferentes de consumir agua: bebiendo infusiones frías o calientes según gustos y preferiblemente sin azúcar o consumiéndolo de forma moderada, en forma de agua saborizada que no implique añadir azucares refinados, de modo que algo muy agradable es utilizar frutas cortadas dentro de una jarra de agua como por ejemplo fresas que dan un sabor muy agradable, otras frutas rojas, pepino, etc. y plantas como por ejemplo la menta o la hierbabuena.
§  Realizar una alimentación rica en frutas de temporada, en verano tenemos a nuestro alcance ciertas frutas con un alto contenido en agua como SANDÍA, melón o piña.
§  Realizar una alimentación rica en verduras y hortalizas frescas, como lechuga, tomates, pimientos, pepino; en forma de gazpacho o ensaladas.
§  Consumir lácteos o bebidas vegetales, para aprovechar el contenido hídrico de estos alimentos.
§  Los refrescos y zumos preparados nos aportan líquidos, pero aconsejamos que se consuman de manera moderada por su elevado contenido en azúcares y se recurra preferiblemente a zumos naturales.
§  Moderar el consumo de bebidas con efecto deshidratante como el café y las bebidas alcohólicas.


BIBLIOGRAFIA
§  Schols et al. 2009; Sheehy et al. 1999
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§  Riordan and Wambach, 2009

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