Cómo cada año nos planteamos la pregunta de cuál es la forma correcta de hidratarnos, insistimos cuando aparece el calor porque es cuando realmente corremos más riesgos debido a las altas temperaturas y consecuencia de ello la deshidratación si no realizamos una correcta hidratación para afrontarlas.
Lo primero que quiero dejar claro es la suma
importancia que tiene esto en personas mayores (ancianos), niños, embarazadas y
mujeres lactantes.
Comenzando por diagnosticar deshidratación
en ancianos es bastante complicado, debido a que los síntomas clásicos
de la deshidratación leve fundamentalmente, son más difícilmente reconocibles
en ancianos que en adultos o niños como son la sequedad bucal, debilidad
muscular o baja turgencia/elasticidad cutánea. Además, algunos síntomas podrían
no aparecer como el aumento de la sed, lo cual es complicado para gestionar el
consumo de agua en éstas personas, ellos rechazan consumirlo al carecer de éste
síntoma. Por ello la educación
y concienciación de los ancianos constituye una estrategia clave, por lo tanto se debería animar a los
ancianos a beber líquidos.
Recomendaciones clave para
fomentar el consumo de agua en ancianos:
- Ofrecer
líquidos regularmente a lo largo del día
- Prescribir
y garantizar una ingesta mínima de 1,5 litros en los periodos de mayor
riesgo de deshidratación como es el verano.
- Colocar
líquidos cerca a lo largo de todo el día (junto a la cama o junto a la
silla de los ancianos en los centros geriátricos). Pueden presentarse en
pequeñas botellas o tazas
- Fomentar
el consumo de líquidos con la medicación. Suministrar las bebidas
preferidas. O recomendar consumir agua con sabor a frutas, e incluso
ciertos tipos de infusiones de fruta.
- Los líquidos que
pueden ayudar son fundamentalmente el agua que debe de representar la mayor parte de la ingesta
diaria. Otras opciones a tener en
cuenta son la
leche, los zumos de fruta preferiblemente naturales y las sopas, estos
además contienen nutrientes y ayudan a aportar variedad para garantizar
una ingesta de líquidos adecuada. En cambio se debería de tener precaución
con el café y el té (que no ocurre con las infusiones de frutas) puesto
que pueden tener un efecto diurético, por lo que deberían consumirse con
moderación. No se recomienda tomar bebidas alcohólicas
La hidratación en los
niños es muy
importante debido a que su cuerpo tiene un mayor contenido en agua que el de
los adultos y su sentido de la sed no está desarrollado por lo que son más
reacios a beber, es importante hidratarlos de manera paulatina durante todo el
día. Otros datos importantes a tener en cuenta relacionados con la
deshidratación y la importancia de hidratar son que los niños tienen menos
defensas, ya que su sistema inmunológico está poco formado, son propensos a
sufrir afecciones respiratorias, mucosidad, vómitos, diarreas, etc. que
aumentan las pérdidas de líquidos y el riesgo de deshidratación, generalmente realizan
una actividad física mayor (deportes, juegos, estudios, etc.) y por lo tanto para
alcanzar la situación de equilibrio hídrico requieren
una mayor ingesta de líquido que hay que fomentar por parte de los padres y
cuidadores.
Las mujeres
embarazadas también son un grupo de riesgo de deshidratación
debido a que aumentan su
peso corporal, en gran medida, por el líquido: dos terceras partes del peso que
ganan es agua. Su cuerpo está sometido a cambios hormonales que desequilibran
la regulación térmica. Y por otra parte necesitan
un mayor aporte de líquidos para facilitar procesos orgánicos como
la digestión de los alimentos, la eliminación de toxinas, etc.
Las mujeres lactantes tienen una sensación común que es la sed mientras están
amamantando, puesto que su necesidad diaria de hidratación de la mamá que da el pecho aumenta en cerca de un 30% durante el período de lactancia materna, tanto es incluso que algunas de ellas necesitan tener un
vaso de agua durante el momento que amamantan.
Los bebés lactantes no necesitan beber agua ya que la
leche de la madre contiene un 87% de este líquido y va a variar a lo largo del
día, siendo la leche del principio la que más contenido en agua tiene. Por lo
tanto para poder mantener la producción diaria de leche materna, la madre ha de beber líquido suficiente, preferiblemente
agua. Si la madre lactante sufre un caso de deshidratación leve, es posible que
la lactancia no se vea comprometida, pero sí en caso de que sufra una
deshidratación grave o moderada. Por ésta razón, además de seguir manteniendo
una alimentación sana y completa,
es conveniente mantenerse bien hidratada. Por lo tanto las madres en período de lactancia deberían beber al menos 2 litros
diarios de líquidos o incluso más. Se recomienda beber principalmente agua,
aunque también se pueden cubrir las necesidades de hidratación adecuadas con
zumos, caldos o infusiones. También conviene incluir en la
dieta alimentos ricos en líquido, sobre todo frutas y verduras.
En caso de
que la lactancia se esté realizando en temporada de calor o en una zona
extremadamente cálida, conviene aumentar la ingesta de líquidos hasta los 3
litros para compensar los que se pierde al sudar.
Para cubrir
las necesidades básicas de líquidos conviene llevar una rutina a lo largo del
período de lactancia: beber agua obligatoriamente antes de cada una de las 5
ingestas o 6 diarias, otra alternativa también
es tomar zumo de frutas natural
en el desayuno, acompañar todas las ingestas siempre con agua y tomar fruta
fresca de postre, para la merienda tomar también fruta o zumo natural y durante
las tomas tener un vaso de agua al lado para calmar la sensación
de sed.
RECOMENDACIONES PARA MANTERNERSE
HIDRATADO:
§
Beber siempre
agua incluso aunque no aparezca la sensación de sed.
§
Para una hidratación adecuada, es aconsejable tomar agua
de mineralización baja o media, ideal para las personas
que sufren problemas como retención de líquidos e hinchazón,
§
Una sugerencia:
llevar siempre una botella de agua en el bolso.
§
Formas
diferentes de consumir agua: bebiendo infusiones
frías o calientes según gustos y preferiblemente sin azúcar o consumiéndolo
de forma moderada, en forma de agua saborizada que no implique añadir azucares
refinados, de modo que algo muy agradable es utilizar frutas cortadas dentro de
una jarra de agua como por ejemplo fresas que dan un sabor muy agradable, otras
frutas rojas, pepino, etc. y plantas como por ejemplo la menta o la hierbabuena.
§
Realizar una
alimentación rica en frutas de
temporada, en verano tenemos a nuestro alcance ciertas frutas con un alto
contenido en agua como SANDÍA, melón
o piña.
§
Realizar una
alimentación rica en verduras y
hortalizas frescas, como lechuga, tomates, pimientos, pepino; en forma
de gazpacho o ensaladas.
§
Consumir lácteos o bebidas vegetales, para aprovechar el
contenido hídrico de estos alimentos.
§
Los refrescos y zumos preparados nos aportan líquidos,
pero aconsejamos que se consuman de manera moderada por su elevado contenido en
azúcares y se recurra preferiblemente a zumos naturales.
§
Moderar el
consumo de bebidas con efecto deshidratante como el café y las bebidas
alcohólicas.
BIBLIOGRAFIA
§
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